El ártico, el oso polar y el calentamiento global.


Acabo de llegar del Ártico (archipiélago de Svalvard) http://www.trekkingyaventura.com/y me siento de nuevo frente al teclado. En algún post anterior comenté un viaje a esta zona que realicé hace 12 años. ¿Cambios? Bastantes, unos buenos y otros…constatar lo que ya todos sabemos: el hielo del polo norte desaparece.
En la ocasión anterior tuve dos experiencias inesperadas, una de ellas fue la de no ver ningún animal; bueno sí, un reno, y la segunda fue la de malograrse la ruta al encontrarnos con la banquisa de hielo antes de llegar a los 79º norte, impidiéndonos continuar nuestra navegación.
En la ruta realizada, he tenido ocasión de ver bastantes renos, numerosas morsas y hasta 6 osos polares, también hemos encontrado mar abierto que nos ha permitido llegar hasta los 80º 44’ (unos 900 kms. del Polo Norte) sin encontrar hielo consistente. A expensas de cometer errores de apreciación al comparar dos únicos hechos, puedo decir que, según he observado, en 12 años el hielo del casquete polar se ha retraído unos 250 kms. Toda una catástrofe. Al no haber hielo las focas se van y los osos polares, reyes de estas regiones, pierden su principal fuente de alimentación.
En un punto de nuestra ruta, se incorporaron a nuestro barco (compartiendo mesa y desembarcando con nosotros) dos científicos noruegos que estaban haciendo un trabajo sobre el impacto del turismo ártico; actualmente se estima en quince mil el número de viajeros que anualmente visitan aquellas regiones. Insisto una vez más en que hay que hacer un esfuerzo para conciliar la preservación de la naturaleza y el turismo responsable. Volviendo al principio, el aumento de la fauna se debe a las medidas proteccionistas del gobierno noruego, que quiere desarrollar el incipiente turismo ártico, y esto les ha obligado a prohibir absolutamente la caza y cualquier otra actividad que impacte con el medio ambiente. La fauna es escasa y esquiva (nada que ver con la Antártida) fruto del hostigamiento y la esquilma permanente a la que la ha sometido el ser humano desde el siglo XVII; en la memoria de animales, que como el oso y la morsa viven 40 ó 50 años, tiene que quedar, aún hoy en día, el recuerdo de las matanzas llevadas a cabo por cazadores y tramperos hasta no hace mucho. Espero que aún tengamos tiempo de enmendar los errores del pasado.
JAM

Comentarios

M.Eugenia ha dicho que…
Un viaje que tengo pendiente, que pena lo del deshielo.
Saludos

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